Cuando el hombre quiere realizar su ideal dedica todo su
esfuerzo en conseguirlo. No elude ningún sacrificio que le acerque a ese ideal
y todo lo da por bueno. Observamos eso en aquellos deportistas que hipotecan su
vida por alcanzar una medalla olímpica.
Sin embargo, lo importante que todo lo que se puede
conseguir en este mundo es caduco. No tendrá mucho valor alcanzar muchos
premios o tener grandes éxitos. Pues, todo tiene sus días contados. Sin
embargo, es loable ver el empeño y todo el esfuerzo y sacrificio que ponen por
alcanzarlo.
Jesús propone, no algo mejor, sino lo mejor. Lo que todos
los hombres buscan y desean alcanzar. Pero para ello nos dice: «Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por
mí y por el Evangelio, la salvará
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