No es bueno que las leyes se hagan al margen de los derechos
del hombre. El hombre está por encima de toda la ley. Y la ley debe estar en
función y servicio del hombre. Porque una ley que no sea para beneficiar al
hombre es una ley equivocada, injusta y mal elaborada. Una ley injusta deja de
ser ley.
La injusticia oprime y esclaviza los derechos y dignidad del
hombre. Así, la ley judía del sábado era una ley esclavizante y despojaba al
hombre de su libertad y le sometía al sufrimiento y a la injusticia. Pues,
prohibir curar no es justo ni bueno, y una ley que permita eso deja de ser ley.
Por tanto, tiene
sentido que Jesús tuviera una mirada de ira y de enfado ante la tozudez de
aquellos hombres, que viendo al hombre enfermo no sentían compasión. Encerrados
en su propio embudo no veían nada más que su verdad obcecados en cumplirla por
encima del beneficio del hombre.
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