Es verdad que la vida
te ha dado padres y, posiblemente, hermanos. Pero a lo largo de tu camino
podrás tener hermanos que no teniendo ningún vínculo que les una, si tienen el
ADN espiritual que les une fuertemente en Xto. Jesús. Y esa unidad les lleva a
estar comprometidos fuertemente el uno con el otro.
En muchas ocasiones
los hombres se experimentan unidos por la fe hasta el punto de compartir sus
vidas. Compartirlas con todas sus consecuencias. Unidos por el amor, ese
vínculo espiritual que nos viene dado por nuestro Padre Dios y nos hace a todos
hermanos.
Indudablemente, el mundo sería mejor si los hombres descubrieran
que estamos unidos por el amor. Un amor que toma como modelo a Jesús de
Nazaret, porque, Él, nos ha amado hasta el extremo de dar su Vida por la
nuestra y salvarnos de la esclavitud del pecado. Un mundo que imitando a Jesús
resolvería todos sus problemas.
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