domingo, 8 de enero de 2017

El Bautismo de Jesús es el comienzo de esta última etapa del Reino de Dios. Jesús acepta su humanidad y, despojado de su Divinidad, se hace Hombre. Hombre que se somete a la ley de los hombres y acepta pasar por el Bautismo. Pero un Bautismo que le señala como el Hijo del Padre y asistido por el Espíritu Santo.

Desde ese momento la Palabra se proclama y se manifiesta en el cumplimiento de todo lo anunciado por los profetas. Jesús es el Predilecto, el Hijo enviado a dar testimonio del Amor y la Misericordia de Dios, y nos lo transmite con su Palabra y su Vida.

No habrá más signos que el proclamado por el Hijo de Dios. La Cruz es su última Palabra y en y por ella los hombres somos redimidos. Será su Iglesia la que, asistida por el Espíritu Santo, continuará proclamando ese Mensaje de salvación. Un Mensaje que anuncia que el Reino de Dios está cerca.

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