Dios está cerca, porque Jesús es el rostro de Dios. Él nos
enseña el amor del Padre y cuanta Misericordia tiene para con cada uno de
nosotros. Jesús se ofrece como guía, como mediador, como el único que puede
llevarnos al Padre.
Jesús, voluntariamente, ofrece su Vida por nuestra
salvación. Él nos rescata y libera del pecado. Gana nuestra libertad para
ofrecerla al Padre. Por el Bautismo nos hacemos sus hermanos y coherederos con
Él de la Gloria del Padre.
Jesús es nuestra
esperanza y nuestra salvación. Con Él ha quedado inaugurado el Reino de Dios.
Está entre nosotros y camina con nosotros. Nos acompaña y nos salva de la
esclavitud del pecado. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
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