lunes, 26 de diciembre de 2016

Ocurrió que el Niño Dios vino al mundo sin hacer ruido. Sabía que el Mensaje que traía no era para hacer ruido. Los hombres de su pueblo esperaban otro mensaje y el que Él traía no lo iban a entender ni tampoco a aceptar. Ellos pensaban en otra clase de Mesías o Libertador.
                                           
Así, encontrándose con el aquel Niño Dios y luego, el Mesías Libertador, lo rechazaron. No podían entender que ese Mesías enviado fuese el que ellos esperaban. No le entraba en sus cabezas. Su Mesías ya lo habían ideado ellos.

Por eso, el Padre decidió anunciarle la llegada de su Hijo a los pastores, gente marginada e indeseada por los notables y la gente del pueblo. Sabía que sólo los pobres de espíritu podían entenderle y abrirse a su Mensaje. Era un Mensaje para gente enferma que deseara ser curada. Y eso hizo, anunciarles a los pobres que había venido a salvarlos.

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