Nuestra
esperanza es que con Dios ocurre otra cosa. Dios no se equivoca, ni actúa por
egoísmo. Dios nos elige por amor, y la mayor prueba es que da la vida por cada
uno de nosotros.
Dios nos ha creado para que vivamos, tras el paso
por este mundo, gozoso y felices eternamente. Para ello tenemos la libertad de
elegir. Y sólo en Él elegimos bien.
María es la elección perfecta de Dios. Ella
se convierte en la morada y fuente de la Gracia de salvación para la humanidad.
María reúne todo lo que Dios desea para que sea su Madre. Y, elegida, Dios está con
ella. Y la llena de Gracia
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