viernes, 30 de diciembre de 2016

No cabe duda que el hombre no ha sido creado para morir. Eso no tiene ningún sentido, pero lo peor es que el hombre se resigna y antes la disyuntiva de elegir la vida, opta por la muerte, aceptando lo que este mundo caduco le ofrece. Así, ante la realidad que vive experimenta que la vida se le acaba.

Sin embargo, el hombre que elevando su mirada al cielo, escucha la Palabra que, venida de lo alto, acampa entre los hombres, experimenta que su vida renace y se llena de esperanza. Su corazón se renueva y se transforma en un corazón nuevo, lleno de vida y esperanza. Esperanza de una nueva vida. Vida Eterna junto al Padre.

Hoy, a las puertas de comenzar un año nuevo, renovemos la esperanza de una vida nueva. Una vida que no termina en este mundo, sino que, acabada aquí su camino, empezará la verdadera vida a la que estamos llamados. Vida plena y gozosa eternamente.

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