Todas tus acciones pueden ser motivos de escándalos o al
contrario, ser buenas y cargadas de amor y buen ejemplo. Eso supone reflexionar
a diario la Palabra de Dios, para no desviarte ni alejarte hasta el punto que
puedas escandalizar.
Y si eres motivo de escándalo busca arrepentirte y aceptar
la reprimenda que puedas recibir. Porque nuestra suerte es saber que siempre
que busquemos arrepentimiento seremos perdonados. Tantas veces como dolor y
vergüenza manifestemos por el pecado cometido.
Somos consciente que
necesitamos tener fe, pero también descubrimos que nuestra fe es poca, pues se
nota en como actuamos en nuestra vida. Por eso, te pedimos, Señor, que aumentes
nuestra fe para que nuestros actos sean coherentes y dignos de tus hijos.
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