martes, 29 de noviembre de 2016

Por eso, aquellos que se cierran a escuchar la verdad de otros, creyéndose ellos en la verdad, dejan al descubierto su necedad y poca inteligencia. Porque es sabio quien se sabe pequeño y necesitado de escuchar y ver las pequeñas verdades de los otros. Pues así, incluso, descubre su propia sabiduría con respecto a los demás.
                             
Por eso, la verdad solamente llegará a aquellos que saben abajarse y humillarse ante el conocimiento de los otros. Incluso de los pequeños, que por estar más necesitado del saber se abren más fácilmente a las verdades. Y esa es la razón por la que el Evangelio llega y se descubre a los que humildemente se abren esperanzados en encontrar esperanzas de salvación.

Y así es, porque son los pequeños, los privados de libertad, los marginados y necesitados los que necesitan ser curados y también los más propensos a abrirse a la Palabra de Dios. Tratemos, pues, de ser humildes, pequeños y pobres de espíritu y abrirnos a la Palabra de Dios.

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