miércoles, 2 de noviembre de 2016

No es inteligente dar la espalda a la muerte. Es lo más cierto y seguro que conocemos y deberíamos tenerla presente y prepararnos bien. Aparte de cuidarnos el cuerpo, también importa, y mucho, cuidar el espíritu. Porque tanto el cuerpo como el espíritu van juntos.

El Evangelio de hoy es muy esperanzador. Nos habla de la vida, no de la vida de este mundo, sino de la vida del otro. Del mundo donde viviremos para siempre y en plenitud de gozo y felicidad. Claro, que para eso debemos cuidar, no sólo el cuerpo sino también, y mucho, el espíritu.

Concretamente nos dice: En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. ¿No es una buena y  maravillosa esa noticia? Y, lo mejor, lo dice Jesús, que siempre cumple lo que promete.

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