Los que viven
para el mundo y con las cosas del mundo se desviven en trabajar para prosperar
y ganar riquezas. Y le dan vuelta a sus situaciones, sobre todo cuando corren
peligro. Es la astucia de aquellos que rechazan la luz y aceptan la oscuridad
del mundo.
Quizás por
andar a oscura se preocupan más por ver, a
pesar de que la oscuridad no les deja ver lo que realmente importa.
El peligro estriba en que los hijos de la luz permanecen cómodos y no se
activan astutamente para buscar la verdadera Luz que les alumbre el verdadero
camino.
Eso es
lo que Jesús nos advierte en el Evangelio de hoy, “«los hijos de este mundo son más astutos con los de su
generación que los hijos de la luz»”. Y es que los cristianos
permanecemos dormidos y no nos esforzamos en buscar soluciones para establecer
el Reino de Dios en este mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.