¿Es posible qué con tanto
avance técnico no descubramos la necesidad de prepararnos para el tiempo final
de nuestra vida? Porque, sin darnos cuenta pasa el tiempo y no advertimos que
también se aproxima con él el día de nuestra hora.
Si advertimos que cuando
brotan las hojas verdes se aproxima el cambio de tiempo, ¿cómo es qué no nos
damos cuenta que nuestra vida se acaba y llegará también el final de esta vida
y el comienzo de la otra, la nueva y verdadera? Algo debe ocurrirnos en
nuestros ojos, los del alma, que no vemos nuestra propia realidad.
¿No nos hemos parado a pensar que todas las cosas de
este mundo pasarán? Todo es caduco. Sin embargo las palabras del Señor son
eternas, no pasarán. Quizás no te lo crees, pero los acontecimientos que
observas en el mundo te pueden ayudar a discernir sobre eso.
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