viernes, 25 de noviembre de 2016

¿Es posible qué con tanto avance técnico no descubramos la necesidad de prepararnos para el tiempo final de nuestra vida? Porque, sin darnos cuenta pasa el tiempo y no advertimos que también se aproxima con él el día de nuestra hora.

Si advertimos que cuando brotan las hojas verdes se aproxima el cambio de tiempo, ¿cómo es qué no nos damos cuenta que nuestra vida se acaba y llegará también el final de esta vida y el comienzo de la otra, la nueva y verdadera? Algo debe ocurrirnos en nuestros ojos, los del alma, que no vemos nuestra propia realidad.

¿No nos hemos parado a pensar que todas las cosas de este mundo pasarán? Todo es caduco. Sin embargo las palabras del Señor son eternas, no pasarán. Quizás no te lo crees, pero los acontecimientos que observas en el mundo te pueden ayudar a discernir sobre eso.

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