domingo, 27 de noviembre de 2016

Con el tiempo, la vida se convierte en rutina y, quizás por mimetismo, terminamos todos haciendo lo mismo. Celebramos sin vivir lo que celebramos y sólo pensamos y deseamos pasarlo bien y disfrutar, sin darnos cuenta que las cosas de este mundo son caducas y con ellas disfrutamos un rato, pero nada más.

Y con tiempo, muchos se cansan de esta vida y aparecen depresiones, locuras y disparates. La conciencia de ver el final de nuestra vida mundana nos asusta y, quizás, nos desquicia. Perdemos el rumbo y nos resignamos en el mejor de los casos a seguir viviendo hasta que Dios quiera.

Nos dormimos e igual no llegamos a despertar. Porque el mundo no es eterno y tiene sus días contados, pero nos ha dormido tanto que perdemos el norte de nuestra vida. Y un día será el final. La pregunta es esta, ¿cómo o dónde estaremos ese día? Ese día puede ser la hora de tu muerte o cuando el Señor, si a ti te ha tocado ese momento, decida cumplir su Palabra de su segunda venida.



Nota: Ayer estuve enfermo. Sufrí, el vierne por la noche, lo que llamamos por aquí, un corte de digestión, algo que me sentó mal y estuve todo el sábado en cama y decaído. Eso explica que este espacio de "un pensamiento por la noche" y "frases y pensamientos del día" no se haya, ni reflexionado ni, en consecuencia, publicado. Pero hoy, por la Gracia de Dios, vuelve a salir, y a compartirse con todos aquellos que lo deseen y les pueda ayudar.

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