jueves, 6 de octubre de 2016


Ocurre que muchas personas abandonan muy pronto lo que persiguen. El que la sigue la consigue, reza un refrán que encierra mucha verdad. De cualquier forma, se hace necesario saber cuándo es conveniente insistir y cuándo no. Y eso es difícil, por eso conviene insistir y perseverar.

El Evangelio de hoy nos habla de eso, y Jesús nos sugiere y anima a pedir:  Es una constante que debemos recordar y practicar. Todo aquel que tiene fe termina por insistir y perseverar, porque esa es la prueba de la fe, la perseverancia.

Si nosotros, que somos pecadores, damos a nuestros hijos lo que les conviene y nos piden, con el riesgo de equivocarnos y hacerlo mal. ¿Cómo nuestro Padre del Cielo no nos va a atender y a darnos lo que nos conviene para nuestra salvación? Porque eso es lo bueno y lo que nos vale, lo que nos sirve para alcanzar la Gloria Eterna.

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