jueves, 13 de octubre de 2016


Cuando nuestro presente está condicionado por nuestro pasado, ocurre que lo que hicieron nuestros padres queda aprobado ahora. Y nuestros padres también, pecadores, cometieron errores. Errores tales como no oír a los profetas y apóstoles y rechazarlos. Incluso matando a muchos.

Y ahora, nosotros, en las circunstancias de nuestra época, le levantamos mausoleos, sepulcros y hasta honores. Pero no seguimos sus enseñanzas ni sus criterios. Sus vidas son exaltadas y celebradas, pero para nada inciden en la vida presente de los que hoy viven y les celebran. 

Así, contemplamos un mundo donde se permite como un derecho el aborto; se persigue la libertad religiosa; muchas personas carecen de lo necesario para vivir y son explotadas. Sobre todo los niños, que son condenados a morir en el seno de sus madres. ¿Es eso lo que nos dijeron aquellos que hoy le dedicamos honores y mausoleos?

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