Aquella persona le preguntó a Jesús: «Señor, ¿son pocos los que
se salvan?». Y
Jesús nos invita a no pensar tanto en la salvación sino a estar preparado y al
esforzarnos en entrar por la puerta estrecha. Porque eso es lo verdaderamente
importante. Confiar en la Palabra del Señor esforzándonos cada día en vivir en
su Palabra y cumplir su Voluntad.
Más que pensar
que mi vida está asegurada, lo que debo hacer es tener el seguro de mi vida al
día, para que si me ocurre algo que la compañía responda según la póliza
firmada. Igual nos corresponde a nosotros estar perseverantes y en constante
actitud de esfuerzo en cumplir la Voluntad del Padre.
Ese es nuestro mejor y firme seguro: “escuchar
la Palabra de Dios y cumplir su Voluntad”. Dos veces lo hemos oído de labios de
Jesús refiriéndose a sendas preguntas respecto a su Madre. Y en las dos
responde que bienaventurados y dichosos son aquellos que escuchan la Palabra de
Dios y hacen su Voluntad.
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