viernes, 2 de septiembre de 2016



Los hombres se aferran a las leyes y son las leyes las que mandan y someten al hombre. No es de sentido común que se haga la ley para que el hombre le dé cumplimiento. Sino todo lo contrario. La ley se hace en función y para el bien del hombre. Eso es lo que nos dice el sentido común y nuestra conciencia.

Y esa es la verdad. Pero, resulta que muchos hombres, empeñados en someter a otros, trazan leyes y caminos que, aparentando verdad, son mentiras, y llenan la vida del hombre de leyes y normas que le agobian y esclavizan. Y los deja a merced de su poder y mando.

Jesús, por eso le mataron, dice lo contrario. La ley a favor del hombre y para su bien. Todo para el servicio del hombre y para su salvación. Nada que le esclavice y le someta. Todo para que pueda servirle en orden a su total liberación y salvación. Y el amor cumple todas esas condiciones. Y Jesús, el Señor, nos ama hasta el extremo.

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