sábado, 17 de septiembre de 2016



La  vida es para dejar huella, y si no es así es que no estás vivo, sino muerto. Despierta y ponte a caminar y emplea toda tu astucia para que tu vida deje, al caminar, la huella de tu amor. Porque lo importante no son los pasos que hallas dado, ni los zapatos con los que los haya caminado, sino las huellas que hayas dejado.

Y la huella que tienes que dejar no es la de mal administrador, sino todo lo contrario, la de la honradez, las justicia y, sobre todo, la del amor. Se hace necesario que tengas que poner en movimiento toda tu astucia y pericia para que tus huellas dejen el sello de tu amor y pisar fuerte por donde caminas.

No por hacer muchas cosas o caminar mucho tus huellas quedan impregnadas, sino por el amor que pongas en cada pisada que des. Porque sólo lo que se imprime es aquello que entra hasta dentro del corazón y va revestido de verdadero y sincero amor.

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