El amor se demuestra
cuando realmente se necesita. No es ocasión buena para demostrarlo cuando todo
va bien, sino que es en los momentos difíciles cuando se tiene oportunidad de
demostrarlo. Así en la enfermedad o en peligro de muerte tú descubres que eres
querido por aquel que te atiende y se esfuerza en salvarte.
Es lo que transparentó
aquel centurión con respecto a su siervo. Le importaba mucho su salud y lo
demostró suplicando la ayuda de Jesús en el que confió que le podía salvar. Y
no sólo eso, sino considerándose indigno de que fuese a su casa, le envió aviso
que lo mandase de palabra y bastaría.
Porque él, siendo un simple centurión tenía soldados a su cargo a quienes
les mandas esto y lo hacen, y siervos a quienes les dice ven, y vienen. Y Tú,
Señor, que tienes Palabra de Vida Eterna y todo lo puedes, sólo te basta
desearlo.
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