La solución a todos los problemas es el amor. Amar como a ti
te gustaría que otros te amaran. Es decir, actuar como tú quisieras que otros
actuaran contigo. Es fácil de comprenderlo, pero bastante difícil de vivirlo.
Pero lo más importante es fijarse en el modelo que nos enseñe a amar.
Esa es la clave, el modelo. Porque, ¿en quién nos fijamos
para imitarlo, o para que nos sirva de referencia en intentar asemejarnos a él?
Esa es la cuestión, porque en el mundo en el que vivimos no hay modelos que nos
puedan ayudar a perfeccionarnos en el amor.
Esa fue la pregunta
que aquel fariseo pregunto a Jesús. Amar y amar es la respuesta. Amar a Dios
sobre todas las codas y al prójimo como prueba del amor a Dios. Porque amas a
Dios en la medida que amas al prójimo. Y enseguida adviertes que sobran las
leyes, las doctrinas y los problemas desaparecen.
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