domingo, 14 de agosto de 2016



Jesús, como también muchos de sus profetas, fue amenazado y sentenciados a muerte. El motivo no era otro que no les gustaba que anduvieran proclamando la verdad. Ellos querían ocultarla, o proclamar las suyas, que les permitían vivir según sus intereses.

Seguir a Jesús descubre un camino complicado. No porque sea duro y cueste luchar contra sí mismo, sino porque muchos lo rechazan y oponen resistencia para que no se proclame ni se hable de Él. El que cree y sigue a Jesús es amenazado y perseguido e incluso con peligro de muerte.

No será fácil seguir a Jesús, pero a pesar de las dificultades y la cruz que la vida de los incrédulos te impone, el gozo y la esperanza de vencer te anima a seguir adelante. Porque con Jesús te sabes triunfador y salvado.

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