sábado, 6 de agosto de 2016



Es verdad que nos gusta el placer y la comodidad. A nadie le amarga un dulce y el hombre lucha y se esfuerza por sentirse bien y cómodo. Es lo que entendemos y llamamos la vida del bienestar. Pero, sucede que esa aspiración humana no se encuentra en esta vida. ¿Qué hacer entonces?

Esa es la pregunta a la que todos los hombres desean y buscan dar respuesta. Sin embargo, muchos se cansan y abandonan la búsqueda y se instalan en esa mediocre felicidad aparente que tiene sus días contados. Porque la vida tiene más de mediocridad, tristeza y peligros que de gozos y alegrías.

Posiblemente no nos demos cuenta cuando caminamos en la flor de nuestra vida, pero, pronto, en la enfermedad, la tragedia o los problemas de cada día en la convivencia, ya sea familiar, laboral o social, experimentamos y descubrimos que la vida no es de color de rosa tal como se quiere pintar.

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