lunes, 11 de julio de 2016



El mundo busca vivir en la mentira, o, por lo menos, no decir toda la verdad. Porque sus criterios se mueven por intereses y egoísmos y, quien paga más, más poder tendrá. La medida del valor la mide por la riqueza y la fuerza. Y es más importante y fuerte quien tenga más riqueza y poder.

Por lo tanto, seguir a Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, Camino, Verdad y Vida se hace complicado, porque complica, valga la redundancia, la vida y te pone frente a otros, incluso padres, madres, hermanos, hijos y amigos, exigiéndote la opción de optar por ellos o por Jesús.

Y no hay sino un solo camino, seguir a Jesús o optar por seguir al mundo y a los que se someten a él. Y en esa disyuntiva se produce una lucha sin cuartel a vida o muerte. Muerte si optas por permanecer con lo que te ofrece el mundo, o Vida Eterna si decides seguir a Jesús por encima de todo y todos.

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