domingo, 10 de julio de 2016



Cuando miramos para la Ley que nos señala el camino de la Vida Eterna, nos encontramos que lo primero es amar a Dios y al prójimo. Pero, ¿cómo amar a Dios que no le vemos? Es en el prójimo, que está a nuestro lado, donde podemos descubrir y testimoniar el amor a nuestro Padre Dios.

Por lo tanto, en cada prójimo encontramos la oportunidad de darle un abrazo al Señor cuando les tratamos con una actitud de servicio y de verdadero amor. No cabe duda que experimentamos que las relaciones sociales tendrían otra forma de entenderse y la convivencia entre los pueblos sería de forma justa y en paz.

Y descubrimos que de esa forma el mundo sería otro mundo. Porque la paz y las buenas intenciones reinarían en todas partes allanando los problemas y repartiendo justicia y equilibrio por todo el planeta. De forma que quienes menos agraciados serían recibirían lo necesario para no pasar necesidades y carencias.

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