Cuando amas
experimentas que tienes que perder tiempo, dejar este negocio o abandonar
aquella práctica, porque la persona amada necesita de tu tiempo y de tu
actividad. Y no puedes hacer dos cosas a la vez. Por eso te planteas donde está
el verdadero valor de la vida o, dicho de otra forma, de las personas.
No son las personas
objetos productivos, ni tampoco son mejores porque mucho produzcan. Ese afán
productivo esclaviza. Así hay muchos niños en el mundo subdesarrollado que son
explotados y tratados como esclavos. Se confunde el verdadero valor y dignidad
de la persona.
Jesús de Nazaret pone las cosas en su sitio y
viendo a Marta tan atareada y preocupada le dice que no es esa, aunque quizás
necesaria, la mejor parte. Sino que la que ha escogido María tiene mayor
importancia, porque tras la escucha de la Palabra de Dios entendemos el
verdadero valor de las cosas de este mundo. Pues, lo importante es atesorar tesoros
que prevalezcan para la Vida Eterna.
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