Cuando hay diferencias e
intereses diferentes entre los hombres, se producen luchas para conseguir estar
por encima unos de los otros. Todos quieren imponer su ley, sus ideas, sus
intereses, y en esas luchas se enciende la tensión y nace el odio y la guerra.
Y vencidos unos, los otros se
reafirman en el poder. Entonces, en los vencidos, nace el deseo de odio y
venganza que les lleva a armarse con armas que matan. Luego, se rompe la paz y
nace la guerra, que lleva al hombre a continuos enfrentamientos y luchas.
Y sólo cuando, quizás vencido y agotado, experimenta
que es el amor la única arma que pueda encender la llama del amor, se le hace
tarde aplicarla y vivirla. Por eso, busquemos al único y verdadero Amor que
sale a nuestro encuentro y, precisamente, por Amor, ha venido a salvarlo. En Él
está nuestra esperanza de salvación.
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