domingo, 15 de mayo de 2016



La fe no es algo abstracto, sino que se ve. Por lo tanto, no hace falta decir que se cree, porque de ser así se nota. Y cuando no se nota, no sólo es mala señal, sino que posiblemente la fe luce sólo como un símbolo que se lleva colgado como si de una percha se tratara.

Cuando vives estás diciendo cuál es tu fe. Si tu vida camina según tus ideas y pensamientos, tu fe está en ti mismo, pero cuando vives según los pensamientos y mandatos de Jesús, tu fe te descubre como creyente en Jesús. Por eso, no todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la Voluntad de mi Padre Celestial (Mt 7, 21-27).

Ahora, lo más importante es descubrir que la fe es un don de Dios y se te da en la medida que la pidas y te abras a la acción del Espíritu Santo, que viene a acompañarte, a fortalecerte, a iluminarte y a descubrirte toda la Verdad del Amor del Padre que Jesús te ha revelado.

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