lunes, 16 de mayo de 2016



Hay gente que piensa que Jesús es la solución para sus males. Pero los males de la tierra, los inmediatos y los de aquí abajo. Y si eso no ocurre, le rechazan y se alejan de Él. Supongo que algo así pensó Judas, cuando entendió que Jesús no coincidía con el que él esperaba.

Puede ocurrirnos a nosotros también. Porque queremos y esperamos a un Mesías que nos quite el hambre y solucione los problemas que los hombres originan y crean en este mundo. Y los males que el hombre produce son productos de sus propios egoísmos y pecados. Causa de su propia libertad, que Dios respeta.

Escuchamos que Jesús nos dice que quien quiera seguirle que tome su cruz, cargue con ella y le siga. Y todos lo entendemos, pero son muchos los que se olvidan de tomar su cruz y cargarla. Más bien piden que se la quiten y la lleve otro.

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