sábado, 26 de marzo de 2016



Una vida sin sentido no es vida. Porque la vida siempre persigue la vida, y nunca quiere dejar de vivir. Una vida sentenciada a morir algún día queda incompleta e interrumpida su felicidad. La vida para ser plena de gozo y felicidad tiene que ser Vida Eterna.

Y si no hay Vida Eterna algo sucede dentro del corazón del hombre. Porque en lo más profundo del mismo, hay una aspiración de Vida Eterna irrenunciable. No tendría sentido renunciar, y es cuando el hombre se resigna a morir dando la espalda al Creador y Salvador y rechazando su oferta de salvación por amor.
                                               
Por eso, esta noche, sobre todo para los creyentes en Jesús de Nazaret, es la noche de la esperanza, porque  expectantes esperamos esa gran Noticia de que en la madrugada del domingo, Jesús de Nazaret ha Resucitado. Y es, entonces, cuando nuestra vida cobra todo su verdadero sentido.

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