jueves, 24 de marzo de 2016



Todo hombre y mujer sabe que va a morir. No es condición de todos los seres vivientes, pues los  privados de razón, irracionales, y vegetales no lo perciben y, por eso, viven sin miedos. Sólo los humanos, el hombre y la mujer saben que un día dejarán de existir. Y, para eso su razón libre, necesitan discernir cual es su camino y a donde van.
                                    
Mirar para otro lado y adentrarse en los placeres que la vida te puede dar es como vendarse los ojos y vivir de forma irresponsable y arriesgada. Porque nadie responderá por ti, ni siquiera tus padres de aquí abajo, hermanos y amigos. Sólo de ti será la respuesta, y será ella la que te condenará o salvará.

Por lo tanto, visto el panorama, es muy conveniente tomárselo en serio y apresurarse a emprender el buen camino que lleva a la verdadera y única Casa del Padre, la eterna, donde allí se gozara plenamente junto al Padre para siempre. Amén.

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