El amor es un compromiso y en muchas situaciones exige esfuerzo y sacrificio. Incluso, hay momentos que piensas que se pueden estar aprovechando de ti, y hasta hay que ser fuerte para discernir el negarte, no actuar o dejar que se aprovechen.
Cuesta
distinguir el bien del mal, y hasta eso preocupa, exige esfuerzo y hasta
molesta. Ojos que no ven, corazón que no siente, solemos decir. Pero sabemos
que eso no es correcto, porque es justificarnos con una huida y no enfrentarnos
con la realidad.
Por eso y muchas cosas más necesitamos
beber y pedir esa Agua que salta hasta la Vida Eterna y sacia nuestra fe. Y nos
alumbra e ilumina para encontrar caminos que nos clarifiquen donde está el bien
o el mal. Y esa Luz es Jesús de Nazaret.
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