A pesar de las dificultades y obstáculos que el mundo ha puesto en el camino, la Resurrección de Jesús es un hecho, no
sólo histórico, sino verdadero. Jesús Vive y está entre nosotros. El verdadero
creyente lo experimenta en su vida y lo cree firmemente.
Otra cosa es que los incrédulos lo
nieguen y traten de confundir con sus dudas y malas intenciones. Rechazar a
Jesús siempre ha sido demagógico, y utilizado por muchos para utilizar las
debilidades de los creyentes como principal razón de rechazo.
Echar abajo el Reino de Dios siempre ha sido prioridad en muchos
movimientos y asociaciones, que lo ven como un enemigo peligroso. Y es que la
Verdad estorba sus intenciones y proyectos y les impiden satisfacer sus
ideales, proyectos y caprichos.
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