lunes, 22 de febrero de 2016




La soberbia del hombre sigue mandando. Los líderes políticos no son capaces de ponerse de acuerdo, pues les puede más su soberbia. Se imponen las ambiciones, los apetitos y el desamor. Aparentemente, vence el odio y la ira.
                                              
Todo se pierde en la oscuridad y no se reconoce la presencia de Dios entre los hombres. El Hijo de Dios, revelado en respuesta de Pedro, por el Espíritu Santo, da Luz a todos estos problemas que en medio de los hombres se suceden.

Él es la única respuesta que nos puede salvar. Una respuesta de amor que muchos hombres, ensoberbecidos, rechazan. Pero que, a pesar de eso no podrán vencer, porque las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Palabra de Dios.

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