Te fías de aquel en quien
confías. Sabes que su palabra no te engaña, y que habla con la verdad. Tienes
confianza y pones en él fe y obediencia a su palabra. Los discípulos obedecían
a Juan Bautista, porque creían en su palabra.
Y obedecen en cuanto Juan les
señala al Cordero de Dios. Van detrás de Él y le preguntan donde vive. Sería
maravilloso conocer que ocurrió aquella tarde con Jesús. Se supone que ambos
discípulo tuvieron una experiencia y encuentro con Jesús extraordinario.
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