El
Bautismo significa estar dispuestos a seguir a Jesús, y a esforzarnos, cada día,
en imitarle en cada instante de nuestra vida. Ser consciente de que solos no
podremos hacerlo nos predispone a injertarnos en Él, para que, con su Gracia,
superar nuestras limitaciones.
Jesús
pasa por el bautismo de Juan, a pesar de sólo es de arrepentimiento, para
indicarnos el camino a seguir. Sólo el Bautizo en la Trinidad nos infundirá la
Vida de la Gracia que nos limpia y nos fortalece para poder permanecer limpios
hasta el día final.
Así, la decisión y predisposición a
bautizarnos es la confesión que descubre nuestro sincero arrepentimiento y
nuestra voluntad de vivir en la Palabra del Señor.
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