martes, 19 de enero de 2016




El hombre debe estar siempre en el primer plano del bien y sentido común. Las leyes deben estar pensadas de forma que sirvan para servir, valga la redundancia, al hombre. De modo que, una ley que deje al hombre en segundo plano, deja de ser ley y se convierte en yugo.

Jesús, consciente de que hay muchas cosas, viejas y caducas, que tienen que ser renovadas, descubre que todo debe estar en función del hombre. Así, leyes que lo posponían son abolidas para dar pasos a leyes nuevas que lo dignifican y ponen en primer lugar.

Tal es el caso del Evangelio de hoy. Jesús pone la supervivencia del hombre por encima de toda regla o ley, porque todo ha sido creado para servicio y bien del hombre.

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