¿Cómo es posible, con cinco
panes y dos peces, dar de comer a una multitud de gente? No es posible, y sólo
un milagro lo hará posible. Eso es lo que hace Jesús, un milagro, para los que
lo ven puedan creer. Ahora el gran misterio es que muchos que vieron, no
creyeron.
Querer encontrar
explicaciones a los actos del Señor es como pedir peras al olmo. No estamos en
disposición ni a la altura de poder entenderlo. Jesús hace el milagro para
demostrarnos el poder de Dios y que creamos en Él.
También nos descubre su amor al mostrarnos su interés
y compasión por nuestras necesidades y problemas, y al demostrar que quiere
ayudarnos y solucionar nuestros problemas. Nos viene a decir que está empeñado
en salvarnos, y que se ofrece a ello. Dependerá de nosotros.
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