domingo, 13 de diciembre de 2015



Cumplir no es algo muy difícil. Sí, exige una disciplina, pero, habituado y disciplinado, se hace con cierta facilidad y rutina. Te exime de decidir y tomar tus propias decisiones.

Es ahí donde está el peligro. Quien decide puede equivocarse, y toda la responsabilidad cae sobre él. Además, decidir, exige formación, preparación y riesgos. Y eso se hace difícil y duro. Pero es el camino, porque, Dios, te ha creado libre para que tú puedas decidir seguirle o no.

Por eso, necesitamos la Luz y la acción del Espíritu Santo, porque, con, por y en Él todo saldrá bien. Es posible que nosotros no lo veamos o comprendamos enseguida. Incluso que pensemos que vamos equivocado, pero al final todo terminará siempre bien. Porque el Señor tiene Autoridad y su Palabra es Palabra de Vida Eterna.

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