Cumplir no es algo muy difícil. Sí, exige una disciplina,
pero, habituado y disciplinado, se hace con cierta facilidad y rutina. Te exime
de decidir y tomar tus propias decisiones.
Es ahí donde está el peligro. Quien decide puede
equivocarse, y toda la responsabilidad cae sobre él. Además, decidir, exige
formación, preparación y riesgos. Y eso se hace difícil y duro. Pero es el camino, porque, Dios, te ha creado libre para que tú puedas decidir seguirle o no.
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