lunes, 9 de noviembre de 2015



Sin lugar a duda, la comunidad cristiana necesita un espacio común donde, reunidos, podamos dar gracias a Dios y celebrar la Palabra y Eucaristía. Exige un clima de tranquilidad y de paz.

Sin embargo, el verdadero lugar donde habita el Espíritu de Dios está dentro de cada uno de nosotros. Somos, cada uno de nosotros, verdaderos templos del Espíritu Santo, y juntos formamos la Iglesia, verdadero Templo de Dios.

El templo, el lugar físico, nos alberga y congrega, pero la Vida y la Verdadera Iglesia la formamos cada uno de nosotros, templos vivos de Dios. Así que donde haya un cristiano, allí se hace presente la Iglesia.

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