domingo, 29 de noviembre de 2015



Se hace necesario limpiar y vaciar tu corazón primero, para luego entregarlo completamente vació a la acción del Espíritu Santo. Así podrá Él disponer y prepararte para vivir según la Palabra de Dios.

Desde esa actitud, todo lo que te ayude a aislarte del mundo y abrirte a la acción del Espíritu será bueno y te servirá para fortalecerte y responder al amor de Dios. De lo contrario quedarás aprisionado por las cosas del mundo.

Por eso conviene frecuentar la Eucaristía, limpiar nuestro corazón contaminado con cierta frecuencia en el taller de la Penitencia, y realizar los ejercicios diarios de la oración, para mantener el contacto directo con nuestro Señor Jesús. De esa forma estaremos preparados y sostenidos para recibirle cuando decida regresar por segunda vez.

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