No es lo mismo dictar una doctrina y un estilo de vida, e
invitar a seguirla. La diferencia es muy grande. El Dios del que Jesús, el
Hijo, nos habla, es un Dios que, no sólo envía a su Hijo, sino que le manda a
acompañarnos.
Por lo tanto, no vamos solos. Vamos junto a Aquel que nos ha
revelado el Amor de su Padre y sus enseñanzas, y que se compromete a
acompañarnos y a luchar con nosotros.
De tal forma, que, nos ha
dejado el Paráclito, el Espíritu Santo, para que siga su misión, ante el
inminente regreso de Él con el Padre. Y se ha ido a prepararnos un lugar, ¡qué
maravilla!, al que nos llevará cuando regrese precisamente a buscarnos. Tengamos confianza y creamos en Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.