Hoy, Jesús, nos dice que su Padre no se queda tranquilo
cuando descubre que un hijo se le ha perdido. Y su amor por él le lleva a salir
a buscarlo. Nuestro Padre Dios nos busca cada día de nuestra vida.
Ha enviado al Espíritu Santo para que, contando con nuestra
libertad, nos ayude a encontrar el regreso a casa. Y camina, incluso en los
peligros, con cada uno de esos hijos alejados y perdidos.
Y, el día que somos
encontrados, porque hemos abierto nuestro corazón al Amor del Padre, y nos
disponemos, en el Espíritu Santo, regresar, el Padre hace una fiesta en el
Cielo.
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