sábado, 3 de octubre de 2015




Hay días que la familia te absorbe todo el tiempo, y el resto lo pierdes tú. Dejando el de las oraciones y la santa Misa, poco tiempo te queda para reflexionar y escribir.

Aparte, hoy ha sido un día de confesión y todavía no he hecho la reflexión recomendada. Y me siento cansado. No sé, hay momentos que el descanso exige soledad y silencio.


Quizás la resistencia no es la misma para todos. Dios sabe bien el aguante de cada uno, y cada uno sabe cuando se siente cansado. Orar también descansa., pues en la medida que descargas tus pensamientos te experimentas más ligero.

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