La vida ha sido creada para vivirla en salud y con alegría.
Pero en muchos momentos se tuerce y se sufre. De no tener curación, el
horizonte que se nos presenta es triste y desolador. Sólo en Jesús podemos
encontrar esperanza y consuelo.
Porque esta vida no es para siempre. Llega un día que
termina y luego será diferente. Y dependiendo de cómo la hayas vivido, tu nueva
vida será gozosa o seguirá más triste y sufrida que antes.
Todo dependerá de la generosidad de tu amor. Según hayas
dado amor y perdón, recibirás gozo y felicidad. Pero en la medida que no lo hayas
hecho, dando odio, muerte, venganza y desamor, tu vida será triste y sufrida
para siempre.
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