lunes, 31 de agosto de 2015



Ayer me fue difícil pensar por la noche. No es que no lo hiciera, pero estoy en Barcelona compartiendo unas jornadas entre blogueros con el Papa y el tiempo no es suficiente para atender todo lo que te gustaría atender. Ahora, poco a poco, acabo de llegar a casa, la una y veinte en Canarias, iré recobrando, por la Gracia de Dios, el ritmo.

Incluso tus oraciones se ven alteradas, pero no ausentes, porque la intensidad de la convivencia intensifica más tus oraciones en la escucha, la renuncia y el servicio atento a los hermanos en la fe. Tu corazón, experimentas se hinca y adviertes que la Gracia de Dios te toca y te llena.

Las Eucaristías, celebradas en un grupo pequeño y bajo las dos especies, colman de Gracia tu pequeño corazón. La Gracia del Señor te inunda, la sonrisa apenas se ausenta de tu cara y experimentas que amas constantemente. Te sientes y adviertes que realmente existe y porque eres amados y puedes amar.

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