Te sientes triste por tu propia impotencia. No puedes
mitigar el sufrimiento de muchos y eso te preocupa y te intranquiliza. ¿Qué
hacer?
Por mucho que hagas el sufrimiento se hace presente. Piensas
ofrecerte tú y sufrir también, pero siempre habrá sufrientes. Te ves pequeño,
inútil, poca cosa y pecador.
¡Señor!, dame la fortaleza de aceptar mi pobreza y de
compartirla con los que lo necesitan. No tengo fuerzas para hacerlo, pero en Ti
confío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.