lunes, 1 de junio de 2015



Jesús nos invita a despreocuparnos de nosotros mismos y a trabajar de manera desinteresada para otros y para que otros se sirvan de nuestro trabajo. Cuesta entenderlo, pero Él lo ha hecho así.

También nos lo propone a nosotros, y nos descubre que es ahí donde encontraremos la verdadera felicidad. No nos suena bien, pero si lo intentamos y lo experimentamos parece que sale afinado y con buen sonido.

La verdadera música es aquella que se toca para alegrar y hacer la vida feliz a otro. Es lo que Jesús nos quiere decir cuando nos invita a amarnos. Créetelo, es así.

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