sábado, 20 de junio de 2015



Es necesario dar gracias a Dios cada noche por haber conservado y sostenido la fe y la confianza en Él durante el día. Si no ha sido así, pídele sostenerla y aumentarla. Mientras duermes, el Espíritu trabaja y sostiene tu fe.

Por eso se hace necesario no soltar la Mano de Dio, e injertado en el Espíritu Santo, vivir cada momento e instante de nuestra vida como si fuera el último.

Porque en segundos se puede levantar una tempestad y poner en duda tu fe y confianza. Conviene tener cerca al Señor para, despertándole, nos proteja y salve.

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