Cuando te planteas el perdón buscas justificarlo. No es el
estilo de Jesús, pues de hacerlo, estaríamos todos condenados. Nos salva su
Misericordia porque no hay razones para perdonar.
Todo lo hemos recibido gratuitamente, y lo malgastamos,
hasta el punto que cuesta la Vida de Jesús el liberarnos. Nos lo han dado todo
limpio y lo devolvemos en pecado poniendo nuestra vida en peligro.
Y seguimos sin entender el Amor de Dios, que no mereciendo
perdón nos perdona entregando la Vida del Hijo para nuestro rescate.
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